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SER CATEQUISTA

  • El catequista como acompañante en el camino de la fe

Toda la comunidad cristiana es responsable del ministerio de la catequesis, pero cada uno según su condición particular en la Iglesia: ministros ordenados, personas consagradas, fieles laicos.

El catequista pertenece a una comunidad cristiana y es expresión de ella. Su misión se vive dentro de una comunidad que es el primer sujeto de acompañamiento en la fe.

El catequista es un experto en el arte del acompañamiento, tiene competencias educativas, sabe escuchar y guiar en el dinamismo de la maduración humana, se hace compañero de viaje con paciencia y con sentido de la gradualidad; dócil a la acción
del Espíritu, en un proceso de formación, ayuda a sus hermanos a madurar en la vida cristiana y a caminar hacia Dios. El catequista, experto en humanidad, conoce los gozos y las esperanzas del hombre, sus tristezas y angustias (cf. GS, n. 1) y sabe cómo relacionarlas con el Evangelio de Jesús.

c. Estilo del acompañamiento. La Iglesia se siente en el deber de capacitar a sus catequistas en el arte del acompañamiento personal, ofreciéndoles la experiencia de ser acompañados para crecer en el discipulado y formándolos y enviándolos a acompañar a sus hermanos. Este estilo requiere una humilde disposición para dejarse tocar e interrogar por los acontecimientos de la vida, con una mirada llena de compasión pero también respetuosa con la libertad de los demás. La novedad a la que el catequista está llamado reside en la cercanía, en la acogida incondicional y en la gratuidad con la que se pone a disposición de los otros para caminar a su lado, escucharlos y explicarles las Escrituras (cf. Lc 24, 13-35; Hch 8, 26-39), sin preestablecer de antemano el camino, sin pretender ver los frutos y sin retenerlos para sí mismo.

https://evangelizacion.conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/2022/11/DIRECTORIO-PARA-LA-CATEQUESIS-2022.pdf
  • Metodología catequética: cómo anunciar hoy

La catequesis no tiene un único método, sino que está abierta a valorar diversos métodos, confrontándose con la pedagogía y la didáctica, y dejándose guiar por el Evangelio, necesario para reconocer la verdad del ser humano. A lo largo de la historia de la
Iglesia, muchos carismas de servicio a la Palabra de Dios han generado diferentes caminos metodológicos, signo de vitalidad y riqueza. «La edad y el desarrollo intelectual de los cristianos, su grado de madurez eclesial y espiritual y muchas otras circunstancias personales postulan que la catequesis adopte métodos muy diversos» (CT, n. 51).

La comunicación de la fe en la catequesis, aunque pase por mediaciones huma-
nas, sigue siendo un acontecimiento de gracia, realizado por el encuentro de la Palabra de Dios con la experiencia de la persona. El apóstol Pablo declara que «a cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo» (Ef 4, 7).

Puesto que la Iglesia no tiene un método propio para proclamar el Evangelio, es necesario un trabajo de discernimiento para poder examinarlo todo y quedarse con lo bueno (cf. 1 Tes 5, 21). En la catequesis, como se ha hecho tantas veces en la historia, se pueden valorar caminos metodológicos más centrados en los hechos de la vida o más orientados
al mensaje de la fe; depende de las situaciones concretas de los sujetos de la catequesis. En ambos casos, es importante un principio de correlación que vincule los dos aspectos. Por un lado, los acontecimientos personales y sociales de la vida y de la historia encuentran en el contenido de la fe una luz que los interpreta; por otro, este contenido debe presentarse siempre de manera que se muestren sus implicaciones para la vida. Este proceso presupone una capacidad hermenéutica: la existencia, interpretada en relación con el anuncio cristiano, se manifiesta en su verdad; el kerigma, por su parte, tiene siempre un valor salvífico y de plenitud de vida.

https://evangelizacion.conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/2022/11/DIRECTORIO-PARA-LA-CATEQUESIS-2022.pdf

  • Catequista misionero: más allá del salón de catequesis

La catequesis es un acto de naturaleza eclesial, nacido del mandato misionero del Señor (cf. Mt 28, 19-20), cuyo objetivo, como su propio nombre indica, es hacer resonar continuamente en el corazón de cada hombre el anuncio de su Pascua, para que su vida sea transformada.

https://evangelizacion.conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/2022/11/DIRECTORIO-PARA-LA-CATEQUESIS-2022.pdf

Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones.

https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html#Todos_somos_disc%C3%ADpulos_misioneros

Religiones no cristianas

La Iglesia respeta y estima estas religiones no cristianas, por ser la expresión viviente del alma de vastos grupos humanos. Llevan en sí mismas el eco de milenios a la búsqueda de Dios; búsqueda incompleta pero hecha frecuentemente con sinceridad y rectitud de corazón. Poseen un impresionante patrimonio de textos profundamente religiosos. Han enseñado a generaciones de personas a orar. Todas están llenas de innumerables «semillas del Verbo»[74] y constituyen una auténtica «preparación evangélica»[75], por citar una feliz expresión del Concilio Vaticano II tomada de Eusebio de Cesarea.

https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19751208_evangelii-nuntiandi.html

Así también los demás religiones que se encuentran en el mundo, es esfuerzan por responder de varias maneras a la inquietud del corazón humano, proponiendo caminos, es decir, doctrinas, normas de vida y ritos sagrados.

La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas.

Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen.

https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_sp.html

… recibir un ministerio laical como el de Catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización.

https://www.vatican.va/content/francesco/es/motu_proprio/documents/papa-francesco-motu-proprio-20210510_antiquum-ministerium.html

RITO: Ritus De Institutione Catechistarum a cura della Congregazione per il Culto Divino e la Disciplina dei Sacramenti, 13.12.2021

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